Jean-Louis Virelizier a la guitarra
Día de malas noticias, cada vez más amigos no sólo infectados sino graves, muy graves. Algo pasa en el corredor del Henares, la epidemia en Alcalá, Torrejón de Ardoz es devastadora. Casos muy graves, quizás consecuencia de que hay muchos más casos, pero no se entiende bien.
Hablo con Lourdes, al pie del cañón, haciendo tests diagnósticos en la Universidad, ayudando en el hospital.
El instituto intensifica la actividad, llama a investigadores, a contratados por proyectos de investigación que se han presentado voluntarios para echar una mano. Se van a hacer turnos, hace falta. También hace falta contratar, no se por qué no se hace.
En casa llevo la infraestructura de limpieza, lavadoras, preparar la comida. Ya no puedo ver la televisión con el monotema. Estudio proyectos que me envían, nuevas ideas, algunas observaciones interesantes. Tenemos mucho que aprender de este virus, de cómo actúa, es diferente al SARS-1 de 2003. No sabemos nada de los mecanismos inmunes que nos protegen.
Llamé a mi amigo y mi jefe en París Jean-Louis y hemos charlado un rato, lúcido a sus 80 años, preocupado por la epidemia.
Le diagnosticaron un cáncer en noviembre, muy extendido y con pocas posibilidades. Pude ir a verle en enero, y hablar con él dos tardes. Siempre brillante, siempre entrañable, un gran experto en VIH pero antes trabajó en gripe y coronavirus animales, yo no lo sabía.
Amante del flamenco, guitarrista notable, con una gran cultura, sobre todo de la historia.
Discutimos sobre la epidemia, él veía venir lo que ha llegado, nos dio buenos consejos. Siempre una persona sabia e imaginativa, que ha creado un estilo en sus discípulos. Hablamos de los tiempos del laboratorio, en los años 80 y 90, todo lo que hemos vivido en esta profesión, lo afortunados que hemos sido por poder comprender un virus terrible como el VIH.
Amante del flamenco, guitarrista notable, con una gran cultura, sobre todo de la historia.
Discutimos sobre la epidemia, él veía venir lo que ha llegado, nos dio buenos consejos. Siempre una persona sabia e imaginativa, que ha creado un estilo en sus discípulos. Hablamos de los tiempos del laboratorio, en los años 80 y 90, todo lo que hemos vivido en esta profesión, lo afortunados que hemos sido por poder comprender un virus terrible como el VIH.
Fueron conversaciones entrañables, sabiendo que no volveremos a vernos, al despedirnos me eché a llorar en el pasillo.
Me dijo en un momento en que estábamos solos algo que guardo como su mejor recuerdo.
"¿Sabes Pepe? Se que lo que voy a decir es una tontería, pero estoy contra la muerte. Yo Jean-Louis Virelizier soy un militante anti-muerte. Porque en este mundo, por grande que sea el universo, por pequeños que seamos, cada uno es diferente, no hay dos personas iguales, y por eso cada ser humano es insustituible, nadie puede reemplazar a otro, y la muerte se lleva eso que es único, irrepetible, por eso odio a la muerte"
Me dijo en un momento en que estábamos solos algo que guardo como su mejor recuerdo.
"¿Sabes Pepe? Se que lo que voy a decir es una tontería, pero estoy contra la muerte. Yo Jean-Louis Virelizier soy un militante anti-muerte. Porque en este mundo, por grande que sea el universo, por pequeños que seamos, cada uno es diferente, no hay dos personas iguales, y por eso cada ser humano es insustituible, nadie puede reemplazar a otro, y la muerte se lleva eso que es único, irrepetible, por eso odio a la muerte"
Cada uno somos únicos, irrepetibles, y eso hace que las cifras de estos días sean insoportables, no son números, son nombres, vidas únicas, una riqueza que perdemos, que desangra la humanidad que somos
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