La Epidemia de Coronavirus, una visión global y muchas preguntas



Hemos sufrido a lo largo de la historia muchas epidemias, todas ellas en menor o mayor medida cambiaron la historia. Las epidemias decidieron batallas e imperios, la conquista de territorios, los límites de las naciones. Pero también impactaron en el modelo económico, fueron esenciales en la transición de la Edad Media al Renacimiento. Generaron todas mucho dolor, muchísimo, pero también como en todo desafío el hombre, esta especie a la que pertenecemos, mostró lo mejor y lo peor. Hay solidaridad, emoción y mucho arte y literatura en el seno de las epidemias, en torno a las epidemias, porque estos acontecimientos en que nos matan o enferman enemigos invisibles nos dan una bofetada de realidad, de nuestra enorme fragilidad como especie.

Vivimos un siglo en que el impresionante avance científico, estas sociedades de lo inmediato, opulentas e injustas a la vez nos dan una falsa sensacion de seguridad. Somos gigantes con pies de barro. La ciencia, la medicina, la publicidad nos hacen creer que somos invulnerables... y entonces  aparece la epidemia COVID-19, causada por el Coronavirus SARS-CoV-2 y nuestro mundo se ha detenido y en muchos aspectos, desmoronado.

¿Han existido siempre las epidemias? Casi siempre, en realidad aparecen en el Neolítico, en lo que se considera la mayor revolución de nuestra especie hasta la revolución digital. Entonces el hombre domestica los cultivos y los animales, deja se ser un cazador recolector para ser un cultivador y esto tiene consecuencias impresionantes. Deja de ser nómada, se establecen las aldeas y luego las ciudades que crecen, se especializan los oficios, se inicia el comercio,  aparece el lenguaje escrito -primero los números para llevar las cuentas y luego la escritura- la guerra por conquistar territorios más ricos, los ejercitos para atacar y defender esos territorios, los lideres, el poder, la literatura de las gestas y la propaganda... y las epidemias. El hombre convive ahora con los animales que domestica, y esto facilita la primera fase de toda nueva epidemia, también del COVID-19, El salto INTERESPECIE. Aparecen en esta época el sarrampión, la polio, la temible viruela... pero el hombre se adapta, sobrevive a pesar de las pérdidas gracias a un sistema inmune que evoluciona porque siempre aprende de los nuevos enemigos.

También este virus, el SARS-CoV-2 surge de un salto interespecie, todavía en estudio. Pero una epidemia se hace peligrosa cuando en una segunda fase se produce el salto INTRAESPECIE. El hombre infectado por el virus de otra especie ahora infecta a otros humanos. El reloj se pone en marcha. 

Hemos tenido avisos que sólo los que trabajamos en este campo supimos ver. Tuvimos la epidemia de SIDA que cambió nuestros esquemas, pero es una infección crónica que se transmite por vía sexual. Es un escenario diferente. Tuvimos el SARS en 2003, el MERS en 2012, la nueva pandemia de gripe A en 2009... pero nos olvidamos porque esos virus demasiado agresivos o demasiado benignos se extinguieron o se quedaron entre nosotros sin producir grandes daños.

Es casi imposible frenar la expansión de una epidemia provocada por un virus respiratorio agudo.  Menos aún en un mundo tan intercomunicado, tan globalizado como el nuestro. Sobre todo si tiene las características del SARS-CoV-2.

El SARS-CoV-2 combina una baja patogenicidad y letalidad con una alta capacidad de transmisión, una mezcla muy difícil de controlar. Lo que le hace más peligroso es que hasta el 85% de los infectados no tienen síntomas pero transmiten el virus. De los que enferman  el 80% sufren síntomas leves. Pero el 20% de los que enferman (3% del total de infectados) harán sintomas graves y al menos una quinta parte morirán si no hay tratamiento. Al final queda una pequeña fracción de muertos. De 1.000 infectados, 150 tendrán síntomas, 30 síntomas graves y morirán entre 6 y 10 personas (0,6-1% del total de infectados y 4-7% de los que enfermen). Por lo que sabemos hasta ahora y haciendo cálculos muy burdos.

El problema es que como el virus se transmite con facilidad la "n", el número de infectados aumenta: 6 muertos por mil habitantes infectados, 6000 muertes por millón, 60000 muertes por 10 millones de habitantes infectados, 250.000 muertes si toda la población española se infectase. No, esto no es una gripe. Para evitar que suba la "n", el número de infectados, es por lo que hemos de frenar la propagacion del virus y quedarnos en casa. Hay que proteger a la población no infectada, frenar la expansión del virus.

Es lo que hicieron en China, al cerrar la provincia de Huwei frenaron la extensión del virus al resto de China. De una población de 58 millones en la provincia de Huwei y 11 millones en la ciudad de Wuhan, la zona cero de la epidemia, se diagnosticaron 80.000 infecciones y murieron 3.200 personas, lo que indica que se infectaron en torno a 500.000 personas. Pero las medidas de aislamiento consiguieron proteger a más de 57 millones de ciudadanos de Huwei y a 1.400 millones de ciudadanos chinos. Evitaron la muerte probable de 14 millones de personas.

Hay que ganar tiempo, aplanar la famosa curva, para que haya menos en casos en un tiempo más prolongado que disminuya las muertes y no colapse el sistema sanitario, poner la epidemia a cero y trabajar de prisa para conseguir medicamentos y la ansiada vacuna. 

Nada será igual después de esta epidemia. El 11 de Septiembre de 2001 aprendimos que el mundo podía sobrevivir sin aviones duante una semana, pero lo olvidamos. Esta vez hemos de perder muchas más cosas y más tiempo. Esta epidemia genera un enorme sufrimiento, no sólo por las muertes, lo peor, lo inevitable, sino por el stress social y la catástrofe económica.  Pero hemos de aprender a vivir después de la epidemia, con otros esquemas, con otros valores. Sólo pongo un ejemplo, será muy difícil que los ciudadanos aceptemos recortes en sanidad como los que hemos sufrido en la última década después de la respuesta de todos los sanitarios. 

Preguntas para las que la ciencia tiene respuestas a medias todavía. Reflexiones sobre el día de hoy, el día en que todo empezó, y el día -que llegará- en que habremos vencido a este virus. En las epidemias que están por venir.

Hablaremos de todo esto.


 

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