Como en sus relatos, la gran obsesión de su poesía es el tiempo y su paso. Porque cada instante es único y la memoria lo recoge como en "Funes el memorioso", o somo la suma de todos los momentos que hemos vivido como en "El Aleph", su maravilloso relato.
Hoy os traigo un poema sobre el tiempo, sobre cada instante, ilustrado, erudito como era Borges.
Más allá de las alusiones cultas, pensad en lo que nos dice: que en cada momento puede sonar la trompeta del apocalipses, que en cualquier momento un hombre es crucificado y sufre, que en cada instante podemos disfrutar del cielo y del infierno, podemos ser héroes o villanos, encontrar el amor prohibido de Helena de Troya... todos tenemos en nuestra historia esos momentos, también en el instante que ahora transcurre, tan duro y tan lleno de miedo que más que nunca hemos de disfrutar cada instante.
DOOMSDAY
Será cuando la trompeta resuene, como escribe San Juan el Teólogo.
Ha sido en 1757, según el testimonio de Swedenborg.
Fue en Israel cuando la loba clavó en la cruz la carne de
Cristo, pero no sólo entonces.
Ocurre en cada pulsación de tu sangre.
No hay un instante que no pueda ser el cráter del Infierno.
No hay un instante que no pueda ser el agua del Paraíso.
No hay un instante que no esté cargado como un arma.
En cada instante puedes ser Caín o Siddharta, la máscara o el rostro.
En cada instante puede revelarte su amor Helena de Troya.
En cada instante el gallo puede haber cantado tres veces.
En cada instante la clepsidra deja caer la última gota.
Ha sido en 1757, según el testimonio de Swedenborg.
Fue en Israel cuando la loba clavó en la cruz la carne de
Cristo, pero no sólo entonces.
Ocurre en cada pulsación de tu sangre.
No hay un instante que no pueda ser el cráter del Infierno.
No hay un instante que no pueda ser el agua del Paraíso.
No hay un instante que no esté cargado como un arma.
En cada instante puedes ser Caín o Siddharta, la máscara o el rostro.
En cada instante puede revelarte su amor Helena de Troya.
En cada instante el gallo puede haber cantado tres veces.
En cada instante la clepsidra deja caer la última gota.
Precioso.¡Y tan real!
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