Esta mañana me han dicho que ha fallecido mi amigo y maestro Jean-Louis Virelizier.
Quiero recordarle hoy en el blog con un video y un poema

El gran poeta John Done escribió varias elegías célebres. En el siglo XX el poeta Joseph Brodsky escribió una elegía a John Done, un largo y hermoso poema que rompe con muchas reglas. En esta ocasión y siguiendo el hilo de Brodsky en su elegía a John Done he escrito unos versos en recuerdo de mi amigo Jean-Louis. En él recuerdo al Jean-Louis científico, al guitarrista, al amante de la música y del flamenco, al amigo de todas las horas.
Elegía para Jean-Louis Virelizier (al modo de Joseph Brodsky)
Jean-Louis Virelizier se ha dormido, y todo duerme a su
lado.
Se han dormido las sabanas, el hueco de la almohada,
los visillos, las ventanas y todos los cristales,
las calles del mundo entero duermen tras las vidrieras,
se han dormido los ojos de la pantera pintada sobre el muro
y con ellos todas las panteras del mundo, todos los animales
en jaulas y selvas duermen un sueño inquieto y un sueño
tranquilo.
Duerme la guitarra en su funda, duermen los bordones y las
primas,
duermen las canciones que una vez fueron cantadas,
en la caja de todos los instrumentos del mundo, en las
cuerdas de los violines,
en el metal de las trompetas, en el aire de los vientos,
clarinetes, oboes, saxos,
en los timbales y los platillos, en el sencillo tambor,
en las cuerdas del piano, en los tubos rampantes y ruidosos del
órgano,
en todas las iglesias y sus campanas la música se ha
dormido.
Duerme la voz y el cante, por un momento, soleares,
seguidillas, sevillanas,
granadinas, malagueñas, todos los palos, el cante de las
minas,
hasta el cante jondo se esconde para dormir en las grutas
que duermen también en la oscuridad de los murciélagos.
Las palmas, los cuerpos, el febril taconeado, el sudor,
el grito, la danza, los trajes de festones y colores, el eco
antiguo
de todas las voces que en el mundo han sido, duermen.
Jean-Louis está en silencio, y el mundo se ha callado.
Duermen los laboratorios enteros, duermen los virus en los
congeladores,
duerme la escarcha acumulada, el viento de las preguntas se ha detenido,
duermen las bancadas, las cabinas, los termocicladores paran su danza,
duermen las células en las estufas, las ratas en sus jaulas,
duermen los interminables artículos en los estantes, duermen
las palabras,
hasta los ordenadores se han detenido y sueñan un silencio
de bits y misterio.
Duerme el infierno y el paraíso, duermen los dos hemisferios
de la tierra,
las mesetas y los océanos, los semáforos en las calles se
han detenido,
como sus pobladores como todos los hogares confinados en el
mundo entero,
porque es el mundo quien se ha quedado en silencio,
y con él las risas y las lágrimas, las palabras y los
sueños,
los niños en las cunas, los solitarios en su lecho
compartido,
duermen las tumbas el sueño más profundo, duerme el cielo y
el infierno.
Jean-Louis se ha dormido, el dolor y el sufrimiento se han
dormido,
por fin todo duerme en la sagrada esfera de la muerte,
y todo es silencio, y ya no hay sonidos en el mundo entero.
¡Cuanto dolor y belleza en el sueño que provoca la muerte de tu amigo!.
ResponderEliminarGracias por compartirlo Pepe.
Tus versos me emocionan...Siento el silencio de tu gran amigo...
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.
Una muy triste noticia. Yo hice mi tesis en el que fuera su despacho y siempre recordare sus visitas llenas de jovialidad, buen humor y empatia. Un gran maestro que se ha ido. RIP.
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